Mis locuras trasnocharon esa noche
Y madrugaron al amanecer de ese día
Enredadas entre nuestros abrazos
Mientras contemplábamos la oscura claridad
De los fulgores que nacía en el horizonte,
De ese mar, que no era mas que un gran charco.
Recordábamos todos lo inútiles agravios
Que nos habían privado de vivir placeres olvidados,
Y nuestros besos...ellos despejaba las dudas,
Que formaban parte de esa densa bruma,
Amenazante conquistadora, de nuestra voluntad.
Sólo consiguieron empañar los vidrios,
Con el calor de nuestra renovada pasión.
Ahora, en cada resquicio de mi pensamiento
Grito tu nombre esperando una respuesta...
¿Volveremos a las orillas prohibidas de ese mar?
O...¿seguiremos muriendo de sed en nuestro desierto?
NoeMi